GIMNASIA

CUMBRES BORRASCOSAS

Por Fernando Javier Borrazás para el MIG
Fotos gentileza Prensa Gimnasia

El arranque de Los Gladiadores en la primera parte de la Liga Nacional 22/23 nos ha dejado un sinsabor importante. En esta nota, intentaremos explicar el porqué de ello.

“El objetivo es superar lo que hicimos la temporada pasada”, sentenció el excelente técnico de Gimnasia, Fabián Renda, cuando estaba próximo el inicio de la competencia. La frase tenía fundamentos: El Lobo se había reforzado bien con las llegadas de Alan Moreno, Santiago Mazza, Francisco González y, en menor medida, Ignacio Berrios. A eso hay que agregarle la continuidad de los pibes -ya no tan pibes- del Club como Juan Pablo Lancieri y Yago Sánchez, así como la del interminable Nicolás Gianella, el pibe de cuarenta y cuatro que jugará su última temporada de su notable carrera. Asimismo, también siguieron dos pívots fundamentales para el equipo: Franco Barroso y Facundo Vallejos, el primero con características más físicas y casi siempre cerca del aro y el segundo con mucha salida al perímetro y grandes aciertos desde detrás de la línea de 6.75.

Hasta el fixture -al menos en el arranque- nos ofrecía un guiño: los primeros cuatro juegos de disputarían en el Poli. Teniendo en cuenta que hacerse fuertes de local en este deporte es similar a conseguir agua en el desierto, ese hecho aparecía como cuasi ideal.

El primer juego fue contra Pico FC, conjunto que no disputaba la competencia desde hacía varios años. Fue un triunfo contundente de 79-63, con un solo momento de zozobra entre el final del segundo cuarto y el comienzo del tercero.

Luego vino el Deportivo Viedma, un habitual verdugo de Gimnasia en los últimos años, sobre todo en la etapa de play-off. Además, en la temporada anterior había sido subcampeón de conferencia. Así y todo, Los Gladiadores hicieron un excelente partido, ganándolo por 78-74, un resultado que quedó demasiado corto teniendo en cuenta el juego en sí. Pero allí llegaría la primera mala noticia para el equipo: Juanpi Lancieri se desgarró y recién regresó casi un mes después al parqué.

El siguiente juego alimentó las esperanzas. Jugado en el “comodísimo” horario de las 11:30 de la mañana (gracias Borro y Montenegro), el Lobo derrotó a Racing de Chivilcoy -hoy puntero de la conferencia- por 72-70. El partido fue dramático y se definió sobre el mismo cierre: Los Gladiadores perdían por un punto a falta de dieciséis segundos y tenían posesión. Nico aguantó casi hasta el final del reloj y se la dio a Barroso que estaba en la pintura de frente al aro. Le manotearon el balón y este derivó al sector izquierdo del perímetro donde, sobre la misma chicharra, Alan Moreno metió un triple que, cual alquimista, transformó una derrota en un gran triunfo.

Llegó el cuarto juego y, con él, la primera derrota. Pergamino Básquet fue el rival de turno, quien se llevó el partido 80-82 luego de mucha tensión. Hubo atenuantes en ese partido perdido: a la ausencia de Lancieri se sumó la de González, también por lesión. Luego de ello, vendría una salida a la ruta bastante prolongada y allí llegarían malas noticias.

Sin los mencionados arriba por problemas físicos, se sumó también la ausencia de Facu Vallejos por el mismo motivo. El primer juego fue ante la Unión de Colón, quien nos derrotó por un contundente 70-93. Fue el resultado en contra más abultado de la temporada hasta ese momento. Las ausencias pesaron mucho y, además, Gimnasia nunca pudo resolver el planteo del conjunto entrerriano.

La derrota siguiente fue el comienzo de una serie de juegos que El Lobo perdió de manera insólita: 82-83 ante Estudiantes de Concordia, un partido que Los Gladiadores dominaron hasta el último cuarto y allí fue donde comenzaron los problemas. Es bueno hacer un pequeño paréntesis aquí: Gimnasia es un equipo más largo que el de la temporada pasada, pero tampoco tanto. Si se le “caen” tres jugadores fundamentales lo siente. Esto también obliga a que Nico Gianella -quien estuvo ausente en algunos juegos por temas gástricos- promedie unos treinta minutos de juego en lo que va de la temporada. Tiene cuarenta y cuatro, es un líder nato, sigue brillando como si tuviera treinta, pero no podemos exigirle tanto.

 Hasta allí, el récord era de 3-3, pero lo bueno era que volvíamos al Polideportivo. Lo que jamás esperamos es que el rival nos pegara semejante paliza: Atlético Pilar nos demolió con un contundente 80-107. Hacía años que Los Gladiadores no perdían de local con esa contundencia.

Otro paréntesis: al igual que viene ocurriendo en las temporadas pasadas, Gimnasia sigue padeciendo el perímetro en defensa: desde la esquina o desde los laterales -no tanto desde el eje, allí suele haber buena marcación- sufre mucho y, por eso, más de un juego se terminó escapando por pocos puntos.

 Estábamos 3-4, pero jugamos de nuevo en el Poli. El rival fue el siempre duro Ciclista Juninense, equipo contra el que tuvimos mil batallas. Y, otra vez, fue un paseo del rival: 71-89, con un equipo Tripero que nunca estuvo en juego.

Parecía que la sangría no podría detenerse, hasta que llegó Del Progreso a nuestra casa. Fue un triunfo claro por 99-87, un marcador bastante mentiroso si tenemos en cuenta cómo jugó El Lobo. Causalmente -no casualmente- coincidió con el regreso a las pistas de Juanpi Lancieri, el alma del equipo al momento de armar juego.

A partir de allí, con más o menos merecimientos o errores no forzados, el derrotero de El Lobo fue a pura derrota: 93-99 ante Zárate de visitante, 80-91 contra Quilmes en Mar del Plata, 70-76 en el enfrentamiento ante Hispano Americano en el Poli y, finalmente, 93-101 contra Villa Mitre, otra vez en condición de locales.

El récord terminó siendo, a esta altura de la temporada, de 4-10. Parece muy poco, teniendo en cuenta las expectativas de las que hablamos arriba. Existen atenuantes, también lo dijimos: un equipo no corto, pero tampoco demasiado largo, que sufrió varias lesiones en jugadores fundamentales. Francisco González, por ejemplo, se perderá lo que queda de temporada. Por eso, la dirigencia decidió incorporar al alero Tomas Cocha y al pívot Marcos Helman para reforzar la plantilla. En el caso de Cocha, es un reemplazo -por ahora- temporal ante la lesión de González.

El regreso de la temporada para Gimnasia es una verdadera locura, que pareciera organizada por el peor enemigo de nuestro Club. El próximo viernes 6, visitamos a Pico FC, luego viajamos a Junín para enfrentar a Ciclista el domingo 8. Más tarde, jugaremos en Bahía Blanca ante Villa Mitre el sábado 14 y, un día después, disputaremos el encuentro ante el Deportivo Viedma. Para cerrar esta gira maldita, el 17 visitaremos a Del Progreso en Río Negro. Veremos qué nos depara el destino.

Foto: gentileza prensa Gimnasia

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