Uruguay necesita prevención de la catástrofe demográfica que se avecina y no “vacunas” experimentales que arriesgan llevarnos hacia allí.
Leonel Elola Verocay – Licenciado en Psicología
NO+MENTIRAS 13/08/2021
Los 5776 uruguayos que fallecieron en exceso durante el 2do trimestre de 2021 respecto al mismo trimestre de 2020, no solo enlutan al país sino que abren grandes y urgentes preguntas. Ya que hay una coincidencia temporal con la Campaña de vacunación contra Covid-19 ¿Tienen alguna relación causal las vacunas experimentales? Si este dramático aumento de la mortalidad se mantiene, hay un riesgo creciente de una catástrofe demográfica para el Uruguay.
En el año 1985 participé del censo nacional de población uruguayo en carácter de encuestador. Me tocó estar por ser docente en U.T.U. en ese momento. Su resultado cuantitativo para el total de población anduvo muy cerca de los 3 millones de habitantes (solo unos 45.000 menos).
Es seguro que durante los primeros años de la recuperada democracia la cantidad de uruguay@s viviendo en Uruguay superó esa cifra. Pero en 1950, el glorioso año del Maracanazo, ya habían 2,2 millones de hinchas celestes. Recién en el último censo de 2011 se verificó un aumento de un millón en la población total respecto a ese lejano pasado. O sea que tuvieron que pasar 60 años para tener ese modesto incremento.
Por lo tanto y aunque no voy a decir nada nuevo, lo escribo ahora en 2021; la población uruguaya, es decir quienes viven en el territorio de la República Oriental del Uruguay, crece muy lentamente (está casi estancada) desde hace largo tiempo.
Es cierto que además de los 3.286.314 contados en el censo de 2011, habemos algunos cientos de miles de uruguayos en la diáspora, repartidos por diversos rincones del mundo, pero en términos poblacionales y comparativos con las realidades demográficas de otros países, esta cantidad “no mueve la aguja”.
Hace casi 10 años, para ser más exacto el 5 de diciembre de 2011, escribí un artículo titulado “Población Celeste”, focalizado sobre la realidad y perspectiva de la demografía uruguaya, a propósito de una afirmación que dijo el entonces presidente José Mujica en su visita a Bruselas y que yo escuché personalmente en la reunión de confraternización con la colonia de uruguayos en Bélgica, que se realizó en la residencia del embajador uruguayo, el lamentablemente desaparecido Cr. Walter Cancela.
En el referido texto decía: “Entre varias consideraciones discutibles, cuando el presidente uruguayo José “Pepe” Mujica hizo uso de la palabra en el encuentro con ciudadanos uruguayos, organizado por la Embajada de Uruguay en Bélgica, también se refirió a la magnitud de la población uruguaya. Dijo una afirmación contundente: “En Uruguay podrían vivir 30 millones de personas”. Comparando ese valor con los estancados y escasos 3 millones y fracción censados el presente año, parece una afirmación poco razonable.
Sin embargo, comparando algunos datos y cifras, teniendo en cuenta que el discurso del presidente fue en territorio belga, nos encontramos que esa estimación no es disparatada. Sumando los habitantes de Bélgica y Holanda, andamos actualmente por un número aproximado de 26 millones de habitantes entre ambos países. Desde mis lejanas épocas escolares, tengo conocimiento que todo el conjunto “Benelux” (Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo) cabe holgadamente en el territorio uruguayo”.
Dejo el enlace al final por si quieren leer el artículo citado “in extenso” (tampoco es muy largo) en el archivo de blogs del Portal Montevideo, incluso ahora leí los comentarios allí realizados por otros miembros de la comunidad bloguera, que lo leyeron al momento de su publicación y son bien interesantes. (Ver link al final)
Cuando escribí esas líneas, debo decir que no era muy optimista sobre la capacidad y voluntad de la “clase política” para tomar medidas enérgicas y eficaces para salir del histórico estancamiento poblacional uruguayo, pero como dice el dicho “la esperanza es lo último que se pierde”.
En el presente, aunque la esperanza no la he perdido y tengo la convicción que quienes resistimos los embates totalitario y liberticidas propiciados por la Plandemia, somos portadores de esa llama y la cuidaremos más que a la antorcha olímpica, no puedo evitar recordar al poeta y escritor medieval florentino Dante Alighieri, uno de los padres de la lengua italiana.
En su obra cúlmine “La divina comedia” estampa la conocida sentencia en las puertas del infierno: “Lasciate ogni speranza, voi ch’entrate” (deja toda esperanza, tú que entras). Si vemos la situación actual con cierto pesimismo no exento de realismo, Uruguay parece estar siendo llevado hacia las puertas del averno y la Plandemia le está dando un fuerte empujón.
Se entiende que lo precedente es una metáfora, pero sin embargo algunas informaciones y datos recientes nos deben hacer abrir bien los ojos. En 2do trimestre del presente año y coincidiendo con el desarrollo a todo vapor de la “Campaña de vacunación” contra Covid-19 la cantidad de fallecimientos superó al número de nacimientos, un signo de una posible catástrofe demográfica para un país como Uruguay, con un número relativamente pequeño de habitantes y con escaso crecimiento desde hace muchas décadas. Si esto tristemente se continuara repitiendo hacia delante, probablemente en el futuro se recordará la Plandemia y vacunación, como el inicio de la Despoblación en nuestro “paisito”.
Hace 10 años, ni yo ni los lectores, salvo si hay algunos con dotes de videncia del futuro, esperábamos la aparición del SarsCov2, Covid-19 y la Plandemia en 2020, aunque hay indicios verosímiles que en ciertos ámbitos globalistas muy restringidos y elitistas ya lo estaban augurando (y posiblemente planeando).
Uruguay transitó bien, regular o mal, según la óptica de cada cual, el año pasado, pero sin un aumento de la mortalidad anual según datos oficiales divulgados.
Pero llegó el 2021 con “vacunas” experimentales con autorización para uso de emergencia. La vanguardia de la “Campaña mundial de vacunación” fue el Reino Unido, que ya escindido de la Unión Europea y jugando un nuevo rol geopolítico, fue el primer país occidental en habilitar vacunas contra Covid-19 para uso de emergencia y comenzar su campaña nacional de inoculaciones el 8 de diciembre de 2020 (ver www.bbc.com/mundo/noticias-55212779).
Sur, vacunación, paredón y despues…
En nuestro país rioplatense la campaña vacunatoria comenzó a fines de febrero de 2021, con lo que ya han transcurrido unos 5 meses y medio desde el inicio de la misma.
Dos fenómenos muy notorios se produjeron durante ese lapso. Uno fue el crecimiento del número de test PCR positivos y el consiguiente incremento de los denominados “casos” de Covid-19, metiendo en una misma bolsa tanto a las personas con síntomas de enfermedad, como a la categoría sui generis de asintomáticos. Otro de los fenómenos: el aumento dramático de los fallecimientos atribuidos y computados como causados por Covid-19.
Si bien en las últimas semanas todos esos índices han descendido visiblemente, la divulgación de las cifras de muertes por toda causa durante los meses de abril, mayo y junio deberían encender las sirenas de alarma. Resulta que en dicho trimestre se produjo una sobremortalidad de 5.776 personas respecto al 2do trimestre del año precedente. Hubo 152 fallecimientos diarios en 2021 en promedio, contra 88 en 2020: ¡ esto hace un 73% más de decesos !
Con los datos en bruto disponibles, las autoridades sanitarias deberían dilucidar y explicar el origen de esto a la ciudadanía. ¿El exceso de muertes se debe a la enfermedad Covid-19? ¿Cuántos de estos fallecimientos se han dado en personas vacunadas, con uno o dos dosis? ¿Qué cantidad de decesos pueden sospecharse por correlación temporal como efectos adversos de las vacunas?
Pese a las numerosas y fundamentadas advertencias sobre lo innecesario y riesgoso de comenzar la vacunación de menores entre 12 y 17 años, las instancias de decisión político sanitarias desoyeron todos los reparos y ya se está desarrollando esa etapa. Como era previsible de acuerdo a experiencias internacionales, particularmente en EE.UU. donde el registro de posibles efectos adversos (VAERS) cuenta con cientos de casos de miocarditis en adolescentes previamente sanos, aquí en Uruguay ya se presentaron varias lamentables réplicas. Dolencias producidas como un altamente probable efecto secundario de la vacunación.
Si bien ha habido un reconocimiento público de algunos pocos casos, es ampliamente reconocido en todo el mundo que los posibles efectos adversos de medicamentos son largamente subdeclarados, por diversas causas. Se estima que solo entre el 1% y el 10% de estos efectos secundarios sospechados llegan a las estadísticas y pueden por lo tanto ser analizados para confirmar o descartar la relación causal con el medicamento. No hay ningún elemento que nos haga pensar que Uruguay podría ser una excepción que mejore esos guarismos, por el contrario no se ha constatado un particular celo por motivar esos reportes por parte de las autoridades.
Es posible que yo, por residir en el exterior, no me haya enterado de alguna campaña publicitaria del MSP en medios masivos de comunicación, con la intención de educar a la población para informar posibles efectos adversos, lo cual en el caso de la vacunación con sustancias experimentales contra Covid-19 sería lo esperable y correcto.
Ciertamente que el presupuesto financiero para difundir y publicitar la campaña de vacunación no parece ser pequeño y si no lo hicieron, no ha sido por falta de recursos.
Pero aunque se puede debatir sobre el número de fallecidos realmente por Covid-19 diferenciados de las muertes “con Covid” y por la cantidad verdadera de los decesos por los posibles efectos adversos de las vacunas, las cifras expresan claramente un aumento reciente y muy pronunciado de la mortalidad en la población nacional uruguaya. Tanto es así que como antes mencionamos, en este último lapso los decesos han superado la cantidad de nacimientos, una constatación que desde el punto de vista demográfico es desoladora.
Esto significa la probable entrada en una vía de decrecimiento poblacional, que para un país escasamente habitado como Uruguay puede ser fatal en términos de futuro socio-cultural y económico. Aunque durante los últimos años el país ha recibido emigrantes de algunos otros países latinoamericanos (venezolanos, cubanos, dominicanos, etc.) en general los uruguayos autóctonos tenemos una tendencia a emigrar, que más o menos se ha mantenido y el flujo de extranjeros solo permite atenuar esta sangría persistente.
En este enfoque demográfico cuantitativo, en un tiempo no muy largo se tendrán nuevos datos objetivos, tal vez en el próximo trimestre o semestre la tendencia regresiva se revierta. Pero también puede continuar y en esa hipótesis en un plazo más extenso se irá viendo lo catastrófico que esto puede llegar a ser para el futuro, aunque a diferencia de un tornado o un maremoto, esta catástrofe se irá produciendo como en “cámara lenta”.
No podemos permitir que las “vacunas” experimentales arriesguen convertirse en un nuevo factor de riesgo, que a la larga puede terminar liquidando la “uruguayez” como singularidad histórico-cultural en el mundo.
Ver contenido original http://blogs.montevideo.com.uy/blogsubcategoria_12560_1_4.html